Hace unos días se comentó en el curso de mediación si era correcto utilizar la palabra negro. La profesora María Ballester nos lo aclaró y debo reconocer que sus repuestas y explicaciones me hicieron darme cuenta que a pesar de formarnos, mantenernos abiertos a otras concepciones e intentar aprender todos los días de todo el mundo, caemos en los mismos errores por la falta de reflexión y nuestra incapacidad de ponernos en el lugar del otro.
Hace ya unos años, en Estados Unidos, no está bien visto utilizar la palabra black e incluso en Nueva York se prohibió el uso de nigger (aquí podemos ver la noticia: Nueva York: prohíben decir "nigger"). Se recomienda utilizar afroamericano/a para referirse a la persona estadounidense cuyos antepasados proceden de África. Claro está, en Europa y, más concretamente, en España, nuestra historia es diferente y el proceso migratorio posee características propias. Supongo que para nosotros la palabra que utilizamos más despectivamente y con mayor asiduidad es moro, seguida después por sudaca y guiri (está última muy arraigada en las zonas turísticas). Aunque las tres son usos lingüísticos con enormes connotaciones racistas y peyorativas, no tienen la misma interpretación: "los sudacas y los moros no tienen nada que ver con los guiris" dándome explicaciones del tipo: "los términos sudacas y moros tienen una connotación racial —los primeros vienen de América Latina y los segundos del Magreb— mientras que los guiris es otra cosa". Para los "moros" se mencionaba también un aspecto religioso que les diferenciaba de los cristianos y judíos. "El término guiri es despreciativo en relación con el turismo, y tampoco es tan despectivo ya que (el guiri) está de paso y cuanto más dinero deja en el país, mejor". "Se utiliza con más facilidad porque son gente que tienen más privilegios, aunque no sea cierto. Es así como los consideran y te sientes con derecho a insultarlos... tampoco es un insulto pero bueno, es bastante despectivo".(Nadja Monnet. "MOROS, SUDACAS Y GUIRIS, UNA FORMA DE CONTEMPLAR LA DIVERSIDAD HUMANA EN BARCELONA". Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona. Agosto de 2001.)
En este sentido el uso de nuestro lenguaje no sólo está ligado a los prejuicios y estereotipos que tenemos de los otros sino que se encuentra cargada de alusiones de cómo nos hemos relacionado con unos y con otros. La "comunicación" con los guiris no es igual que con aquellos que tenemos que competir por los escasos recursos sociales que disponemos; con aquellos que vienen a nuestro país a delinquir; con aquellos que tienen una religión y costumbres "atrasadas"; con aquellos que no quieren integrarse. Los guiris, en cambio, nos dan trabajo y son fuente de ingresos monetarios; además vienen-se van, algunos, no como otros quieren quedarse.
En definitiva, los discursos etnicamente correctos tienden a ser más habituales entre nosotros, y para los otros, pues la cotidianiedad de la diversidad nos hace más reflexivos sobre cómo utilizar nuestro lenguaje para la inclusión y no para la exclusión.
En definitiva, los discursos etnicamente correctos tienden a ser más habituales entre nosotros, y para los otros, pues la cotidianiedad de la diversidad nos hace más reflexivos sobre cómo utilizar nuestro lenguaje para la inclusión y no para la exclusión.
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